
Vuelve la pena a su lugar de procedencia. No es el alma ni el corazón. Mi pena se alberga en la garganta. Se posa ahí, en forma de bola que me impide respirar con normalidad, que me ahoga, una vez más. La pena por la pérdida, no de algo, pues nunca tuve lo que ahora podría haber perdido. El pensarlo, eso es de lo que me he desprendido, el tener mis horas ocupandas en él, el imaginarlo, sus gestos, sus palabras. Se fue, todo eso desapareció y ha dejado en mí un vacío que me duele. Un vacío que deja entrar al miedo, a gotitas lo deja resbalarse sobre mí, y se une a la pena, en esa bola. Volver a fallar me aterra, me horroriza, y el horror me paraliza, y si me paro, ahora, volveré a caer, y así siempre, la misma historia.
MUY BUENA FOTO, UNA LÁSTIMA K TE SIENTAS ASÍ...
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