jueves, 29 de julio de 2010

Flores y Letras (parte I)


Hoy he descubierto que la preciosa libreta donde escribo, el “libro en blanco” que después de mucho buscar encontré por fin una tarde de compras compulsivas en el Corte Inglés, tiene un nombre propio: Völker… Völker-nada, ese es el nombre de la psicología de los pueblos en alemán (que empacho de psicología social tengo). Me indica el google que su nombre correcto es: moleskine, sabía yo que por lo menos sonaban parecido.

Pues eso, que lo he descubierto ni más ni menos que haciendo una lista de qué cosas voy a vender en mi librería, lista que finalmente ha quedado exclusivamente reducida a: “libros en blanco”, libros de segunda mano y, por supuesto, libros nuevos. Nada más, como mucho admitiré la venta de marca-páginas, siempre y cuando sean artesanales y su encanto esté a la altura del local.

La librería se llamará seguramente Daisy, aunque como soy consciente de que para poner nombre a las cosas soy un poco mala, admito sugerencias por el momento. Podréis encontrarla en una calle cercana al puerto de Roquetas de Mar, lo suficiente como para que el olor a agua salada llegue todos los días y el sonido de las olas sólo aquéllos de marea alta y bandera roja. La elección del lugar ha sido un poco aleatoria, bueno tenía claro que quería que fuera un pueblo costero de Andalucía y como sería una putada vivir cerca de una playa donde no puedo bañarme no me ha quedado más remedio que decantarme por la provincia de Almería. El nombre de la localidad me la ha elegido amablemente el idealista.com al mostrarme unos pisitos de ensueño, muy baratos y muy cercanos al mar.

En la entrada colocaré una pizarra de esas grandes que anuncian los menús diarios del día en los bares y donde yo pondré orgullosa la dieta que esa semana se ofrecerá en Librería Daisy: “esta semana por un euro más en su compra llévese un ramo de margaritas”, este reclamo sería un muy buen ejemplo para la semana de inauguración puesto el nombre de la tienda. A parte tengo otro montón de ideas que podrían alcanzar fácilmente para los dos primeros meses, pero no las digo porque es obvio que actualmente internet es el mejor ladrón de ideas no patentadas por artistas pobres y confiados.

Encima de la puerta colgará graciosamente mi “avisador de personas” (creo que va siendo hora de que me aprenda el nombre oficial de las cosas), uno de esos que hacen tilín-tilín, hecho de baritas de metal que cuelgan de un soporte azul y adornado con dos lunas grandes que, si mal no recuerdo, la madre de Irene rescató hará unos cuatro años del contenedor de la calle Galileo y que desde entonces me acompaña en todas las mudanzas.

7 comentarios:

  1. jajaja ya sabía yo que si te acostabas a las 4 era porque estabas con el blog.
    Apúntate todas las ideas en un sitio donde no se pierdan, que no te pase como a mí con las que tengo para cuando sea dueño de un pueblo :D

    Por cierto, la librería me la estoy imaginando y mola un montón :)

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  2. de verdad vas a montar una librería ? todo esto va enserio ? WOW !!! Se ve, que te gusta estar lejos de tu pueblo...

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  3. me encanta mi pueblo y me gustaría vivir aqui para siempre, pero no hay mucha cultura de lector por aquí como para ser librera.

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  4. has escuchao hablar de los e-books?? :-) (es broma) me parece una pasada de sueño, sacado de una peli de coixet

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  5. jejeje y ahí voy!!!! el relato es precioso y sin duda sería mi librería preferida a la que iría a husmear las novedades de libros de psicología descatalogados... respondiendo a tu pregunta pienso que es una muy buena opción para unos años de tu vida pero me da la sensación de que lo estás idealizando demasiado... no se si este es el lugar para escribir los pormenores de lo que pienso asique voy a mandarte un mail mejor para que podamos charlar holgadamente...

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  6. Si tú lo ves yo creo en ello. Además podrías colgar esas fotos maravillosas que haces; eres arte hermanilla. Te quiero

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