domingo, 15 de agosto de 2010

des-almada


Mientras me fumaba hace un rato un cigarro en mi terraza he vuelto a esuchar el llanto de, lo que el otro día me pareció, un niño desconsolado. Después de quince minutos desesperantes le pregunté a mi madre que si sabía quién era aquél bebé. "Por aquí cerca no hay niños", me respondió ella, "debe ser la mujer que chilla". "No, eso no puede ser una mujer", fue todo lo que le respondí y pasé a otra cosa. Como decía, hace un momento he vuelto a escucharlo y es una mujer, no hay ninguna duda. Es una mujer con un grito desgarrador contínuo que me llena de desconsuelo los minutos silenciosos de la siesta, un alarido agónico que me intranquiliza los momentos que paso allí. Casi media hora he estado ahí sentada, en el suelo, sin poder mover ni un sólo músculo totalmente aterrorizada por ese estruendo. Desgraciadamente el otro día no hice caso a mi madre y por ello no indagué más en el asunto y ahora mismo no está para quitarme este no se qué tan feo que se me ha quedado dentro, pero cuando vuelva espero que pueda responder a todas mis preguntas y que me eche una mano, hay que hacer algo por el alma de esa mujer.

1 comentario: