Mi última peripecia amorosa me dejó destrozada. Me quedé tan mal que me costó prácticamente 8 meses recoger los pedazos de mi corazón y volver a recomponerlo con dolorosa paciencia. Cuando terminé, el resultado me pareció infinitamente mejor que lo que era antes. Me prometí (¿por qué nos gusta tanto el autoengaño?) no volver a dejar algo tan delicado en manos de cualquiera. Y así me veo ahora, sintiéndome totalmente estúpida por haber caído una vez más en el mismo error. Las sonrisas me confunden y me alejan de la realidad, me manipulan a su antojo y al final el resultado siempre es el mismo: yo, echa una mierda. Nunca más.
domingo, 20 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario