miércoles, 9 de mayo de 2012

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"Crecer es empezar a separarse de los demás, claro, reconocer esa distancia y aceptarla. El entusiasmo de aquellos encuentros juveniles con personas que despertaban nuestro interés se basaba en que dábamos por supuesta una permeabilidad continua entre nuestra vida y la de ellos, entre nuestros problemas y los de ellos, parecía posible la anexión. Es cierto que aún se dan momentos en que surge esa ilusión de permeabilidad, pero son momentos extraordinarios y fugaces, a los que no se puede pedir continuidad, vigencia permanente. Yo de jovencia -y a ti te pasaba lo mismo- estaba segura de que las gentes que me querían nunca se iban a desentender de mí, que mi vida era indispensable para la suya. Pero en el fondo, lo que quería es que no me dejaran nunca de necesitar. Pues no. Luego ves que no, y además es mejor que nadie te necesite mucho."

Definitivamente no podría estar leyendo un libro más oportuno. Adoro la magia de leer justo lo que estoy sintiendo en este momento en el que no encuentro palabras adecuadas para describir mis sentimientos, pero no hace falta, porque ya lo hizo alguien por mí antes. 

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