"Todavía
recuerdo la primera vez que me di cuenta de que existías. Te había visto otras
veces, seguro, caminando por ahí, pero por alguna razón te resbalabas entre los
dedos, ajena a la forma en que barajo los pensamientos, yo qué sé. Y, sin más,
un día miré hacia la puerta (siempre lo hago cuando no estoy a gusto en algún
sitio) y, en lugar de la libertad ansiada, allí estabas tú. Parece que hayan
pasado siglos. Este tiempo, una semana, es más que suficiente para darse cuenta
de la intensidad que no tenía antes, de lo oscuro que estaba todo, de lo
maravilloso que es zambullirse en tu cuerpo y acurrucarse luego junto a tu
respiración. Amoldarse a ella, respirar justo cuando tú, acariciar tu pecho
mientras se hincha de aire, el mismo que compartimos con el mundo, de acuerdo,
pero que pasa de tus pulmones a los míos y que nos alimenta, a ti y mí, dentro
de la cama, de la habitación. Pero ahora estoy delante de la puerta del baño, y
ni si quiera he sido capaz de levantar el puño para llamar."
Enrique Armenteros Caballero
¡Qué palabras tan bonitas! ¿Has leído el libro?
ResponderEliminar¿Quién ese autor?
Sí, lo he leído, es triste pero precioso y el autor es un chico jiennense, su primer libro.
ResponderEliminarQuisiera saber algo más del autor. ¿Tienes alguna información.
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