Llevaba ya quince minutos en aquél tramo que en situaciones normales tardaría en recorrer sólo un par de ellos.
Miré otra vez el reloj: 09.50, si le sumaba los veinte minutos de rigor que me costaría encontrar aparcamiento a esas horas llegaría mínimo media hora tarde, con lo que odio esperar y que me esperen, y encima sin el número de mi compañera para poder avisarla de mi retraso. De todas formas no iba a conseguir mucho desesperándome, así que bajé la ventanilla y encendí un cigarrillo. Noté de repente que estaba sonando Incubus, la canción número trece: are you in? Hacía un montón que no lo escuchaba y ni si quiera había sido consciente de aquella sorpresa que yo misma me había preparado la noche anterior hasta ese momento. Una vez más había pasado todo el camino pensando en mis cosas. Demasiado absorta en mis pensamientos estoy ultimamente. No sé si será signo de narcisismo o de egocentrismo, o simplemente será común, pero la gran mayoría del día la paso pensando en mí. En mi manera de sentir y en mi forma de enfretar las inconveniencias, en las cosas que debo mejorar y en tomar un par de decisiones por segundo, que luego sé que no llevaré a cabo (yo, extremadamente indecisa). Pero ya que aquella melodía me había sacado de ese cruel y constante tintineo debía aprovechar el descanso concedido y relajarme.
Detrás de mí, una C-15 blanca, destartalada, conducida por el típico hombre mayor con cara del típico abuelo entrañable que casi nadie tiene y que seguramente iría quejándose de la absurdez de todas aquellas obras tan tremendamente molestas. De copiloto, un jovencito moreno que no paraba de hablar por el móvil y que me dio la sensación de que lo hacía a modo de teatro para evitar tener que responder a los refunfuños constantes del viejo.
Delante, un camión repartidor de Coca-Cola que recorría aceleradamente el más mínimo hueco que se abría entre él y el coche que le precedía, viéndose obligado a frenar bruscamente en casi todas las ocasiones. ¿Meterá segunda? Siempre es algo que me pregunto en los atascos: ¿cuál será la técnica utilizada por el conductor al que sigo para circular a un ritmo atípicamente lento? - ¿irá en primera?, personalmente ésta es la que menos me gusta. Mi coche hace un ruidito característico de coches de robusta embergadura, como los tractores por ejemplo, que me pone realmente rabiando, así que intento darle esquinazo a esta técnica en la medida de lo posible. - la alternativa que escogí a esta sonora opción fue la de salir en segunda y hacer obviar la existencia de la primera marcha pero me encontraba con los mismos problemas que aquél camión rojo al que seguía: frenos bruscos y abuso de embrague.
- así que he optado (salvo pequeñas variaciones contextuales), poner punto muerto en cuanto el coche empieza a andar. Esto lo sabe cualquiera que me conozca, me encanta el punto muerto.
Así seguí, pasando el tiempo cotilleando un poco el entorno. Miré al cielo y un nubarrón que estaba incrustado encima mía tapaba el sol por completo salvo algunos rayos que conseguían, audaces,filtrar aquella negrura, y cuyos reflejos formaban diminutos arcoiris en el borde de la nube donde se hacía considerablemente más ligera. Tal cual me sentía yo, con una cosa espesa en la cabeza con un espesor tal que me hacía ver el mundo gris, que me impedía pensar con claridad, que se adentraba en lo peor de mí y hacía que me olvidara de los preciosos colores que coloreaban mi día a día.
De vez en cuando pasarse una temporada pensando en uno mismo nos hace bien, nos pasamos mucho tiempo pensando en los demás y ayudándolos, y siempre queda una vocecita que te dice "¿Y yo que?" "¿Para cuándo?", si no hacemos caso a esa voz saldriamos perjudicados a la larga.
ResponderEliminarPronto saldrá ese arco iris de nuevo sin nube que te lo cubra y te dejara ver todo lo que necesitas con claridad, pues no llueve eternamente. (Lo sé, esto último es de una peli)
Lo intenté, un beso guapa.
sabes que va a ser lo mejor de este mal tiempo invernal????
ResponderEliminar...la primavera...
es normal.. el ser humano como te he dicho tantas veces es egoista por naturaleza, todo lo hacemos por nosotros aunq intentemos excusarnos diciendo que lo hacemos por los demas, al final siempre lo hacemos para sentirnos bien con nosotros mismos, es tan natural...
ResponderEliminarya te he escrito cielo...
Anita