"Sentir el corazón estremecido por el peligro. Sentir el escalofrío que corre bajo la piel... Empecé mi vida como una delincuente. Fugándome, fumando en los pasillos de palacio extrañas hierbas que me mareaban, me hacían saltar muros, correr en la noche, bailar como una desquiciada, coger a un chico, o dos, follar en un triste coche mientras, en el asiento de atrás, retozaba otra pareja. Sin parar. Crestas punk, imperdibles enormes en camisetas desgarradas, botas claveteadas, medias agujereadas, quemaduras de cigarrillos, botellas de alocohol a morro, uñas negras, ojos cubiertos de kohl y de rímel corrido... Los polvos apresurados, las palabrotas, los cortes de mangas, las drogas que se prueban como si fueran pastillas de menta..."
viernes, 27 de enero de 2012
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