"Reconozco que no me gusta la realidad, que nunca me ha gustado. He cumplido con ella como Dios me ha dado a entender cuando no había manera de esquivar sus leyes, pero texto de esas leyes -que además son tantas- no me entra. Lo retengo prendido con alfileres y de una vez para otra se me olvida. Voy de sobresalto en sobresalto, deshaciendo nudos confusos que entorpecen la labor, y siempre me queda la duda de si los habré deshecho bien o mal: no tengo ni idea".
lunes, 14 de mayo de 2012
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