jueves, 10 de mayo de 2012

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"Sí, se me fue la cabeza. ¡Qué gusto! Estoy harta de mantenerla en su sitio, de aguantarla sobre los hombros en equilibrio inestable; se echó a rodar por debajo del sofá, a rebotar contra las paredes, a posarse encima de la librería, y sobre todo a acurrucarse entre las patas de ese hombre lobo que está en su derecho de destruirla o someterla a mutaciones inquietantes, cabeza loca, sí, desaforada, entregada al hechizo de una alimaña antojadiza y cruel. Que hiciera con mi cabeza y con mi vida lo que le diera la gana, con tal de que no dejara de dedicarme todos sus aullidos de placer y dolor, todas sus miradas, con tal de ser su única presa, de que no volviera a necesitar a nadie más que a mí."

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