domingo, 28 de octubre de 2012

Después de pasar un finde estupendo, tranquilo, disfrutando de pequeñas cosas, de buena compañía, de agradables conversaciones, de momentos muertos que reconfortan mucho más que noches de bullicio y gentío estoy aquí pensando, pensando no, más bien siendo consciente, interiorizando plenamente que hay cosas mucho más importantes que las pequeñas idioteces que últimamente me quitaban el sueño. Una idiotez concretamente. Imaginándome una de muchas posibles conversaciones que podría tener con gente con la que seguramente no vuelva a hablar encontré la respuesta correcta a todo mi problema. Fueron sólo dos meses, y dos meses en los que objetivamente yo aporté mucho más a su vida que él a la mía. He vivido 27 años sin él y ahora estoy segura que podré hacerla otros tantos. Se acabó este ciclo para mí y en el momento justo el que decidí sacar el pie que me quedaba dentro de esa mierda empecé a ver con claridad lo que me negaba a reconocer: flojea en actitudes que a mí me resultan imprescindibles. Adiós.

No hay comentarios:

Publicar un comentario